DISCURSO DEL 4 DE JULIO 2021 PRONUNCIADO POR JORGE RODRÍGUEZ EN LA PLAZA DE PONCE



Jorge I. Rodríguez Feliciano, Juris Doctor, M.B.A.
 

“Yo creo que hemos sido culpables de una terrible injusticia contra los puertorriqueños en relación con nuestra ley de salarios y horas. Yo creo que nuestros acuerdos comerciales recíprocos han sido injustos con Puerto Rico. Yo creo que muchos otros pecados de omisión y acción los cuales pueden ser rastreados en este Congreso han contribuido a la crisis económica y social de los puertorriqueños. Algún día nosotros tendremos que responder por esos pecados.” (Congresista Fred Crawford Republicano por Michigan marzo 7, 1940) 

La anterior cita parece una profecía sobre lo que le pasaría al Congreso por su trato de segregación y desigualdad a los ciudadanos americanos de Puerto Rico. Ochenta y un año luego de estas palabras ante el Congreso, Puerto Rico y su economía han llegado al punto en que en que el trato de desigualdad y segregación se ha convertido en algo nocivo no solo para los que residimos en la isla sino también para la economía de los Estados Unidos. En Washington saben que el mantengo corporativo y la evasión contributiva de las corporaciones llegó al colmo con la sección 936 que nunca sacó a Puerto Rico de ser la zona más pobre con la economía más débil, ingreso per cápita más bajo y el desempleo más alto bajo la bandera americana.

Luego de 123 años bajo la bandera Americana Puerto Rico tiene la oportunidad de ser incorporado en el desarrollo económico de los Estados Unidos como una jurisdicción doméstica bajo el Código de Rentas Internas Federal. Esto representaría un cambio en la forma de hacer negocios y cobrar impuestos. El presidente de nuestro país los Estados Unidos de América debe promover que las corporaciones Americanas que operan en el extranjero regresen a territorio de los Estados Unidos para recuperar los empleos perdidos y los impuestos evadidos desde el extranjero. La política pública del Congreso Federal debería hacer más costosa a las corporaciones extranjeras su trato contributivo con el gobierno federal mientras baja las contribuciones a las corporaciones domésticas y a los ciudadanos americanos. Este cambio daría fin a más de un siglo de ser tratados como extranjeros para efectos de los planes económicos y contributivos de la nación.

Puerto Rico ha servido de plataforma para que corporaciones americanas generen riqueza usando nuestro territorio y mano de obra mientras recibían perdón contributivo por ser consideradas extranjeras. Esta política de protección a las corporaciones foráneas provocó la pérdida de miles de empleos que pasaron a manos extranjeras. Llegó el tiempo en que operar en Puerto Rico bajo un falso estatus de extranjero para evadir el pago de contribuciones federales se convirtió en un truco que no funciona. El Presidente y el Congreso deben asegurarse de imponer un arancel a los productos extranjeros que entren a territorio de Estados Unidos para proteger e incentivar la producción Americana. El costo contributivo de ser corporación foránea debe ser convertido por el Congreso en uno más perjudicial que el costo contributivo de ser corporación doméstica. En este plano lo justo para Puerto Rico es participar incorporado como estado de la unión. Clasificar como extranjera las operaciones de una corporación americana operando en un territorio de Estados Unidos como lo es Puerto Rico cuya fuerza de trabajo está compuesta de ciudadanos americanos es un fraude y una trampa a las aspiraciones de trato igual que merece cada puertorriqueño. Los empleos de los puertorriqueños no pueden estar condicionados a que el gobierno federal trate nuestras familias como extranjeros sin igualdad de derechos mientras las corporaciones hacen miles de millones de dólares de ganancia. El trato como extranjero atenta contra nuestro derecho a la estadidad. El plan para levantar a Puerto Rico tiene que ser con dignidad política, no con arreglos que dejen la indignidad colonial humillando a los que tenemos decencia y no la aceptamos.

Los que promueven el estatus de segregación política y trato inferior al ciudadano americano que vive Puerto Rico pretenden desde Washington que el Commonwealth of Puerto Rico alcance los mismos niveles de desarrollo económico que los estados para luego sentarnos a negociar nuestra entrada como estado de la unión. En Washington saben que el diseño del “ELA” no le permite igualar los niveles económicamente superiores de los estados. Los lacayos y arrodillados que defienden la indignidad política para los puertorriqueños apelan a la poesía separatista de “ese país no es el mío” sin tener pantalones para exigir la independencia mientras distraen al pueblo con la falsa promesa de que cuando eliminemos la pobreza, la cual el Partido Popular lleva multiplicando desde su fundación hacen 83 años, entonces hablaremos de estadidad o independencia.

La realidad es que sin poderes políticos Puerto Rico no levantará del piso donde lo tienen los colonos que nos quieren dejar segregados, los de Washington y los locales que pava en mano van jalda arriba haciendo millonarios a una ganga de corporativos que se enriquecen de la negación de la igualdad de derechos a los ciudadanos Americanos de Puerto Rico mientras dejan al pueblo en pobreza. El 60% de los niños de Puerto Rico vive bajo el nivel federal de pobreza. Para tener un Puerto Rico con una economía productiva y eficiente, los ciudadanos americanos tienen que tener la igualdad de derechos y los poderes políticos que la Constitución Americana le brinda a los estados. Eso incluye trato igual y participación democrática a nivel federal.

Digamos basta ya a los que quieren seguir imponiendo un estatus segregacionista que nuestro pueblo ha derrotado con sus votos. El NO al estatus territorial dictado por el pueblo en las urnas en el año 2012 con 970,910 votos y un 54% del voto legítimo fue un mensaje claro de apoyo al cambio. En noviembre 3 del 2020 el pueblo dio autorización al Congreso Federal para admitir a Puerto Rico como estado de la Unión Americana con un triunfo 655,505 votos lo cual representa 228,489 votos sobre lo obtenido por el gobernador Pedro Pierluisi, 247,688 votos sobre lo obtenido por el candidato popular Charlie Delgado y sobre 100,000 votos de ventaja en comparación con lo obtenido por la estadidad en el plebiscito del 2017. 

El SI a la estadidad ganó los 8 distritos senatoriales de Puerto Rico y el 77% de los municipios. El triunfo de la estadidad para Puerto Rico es uno del pueblo y no de ningún partido político.  Con un 52.52% del voto legítimo y siendo el tercer evento consecutivo donde el pueblo ha votado para hacer de Puerto Rico el estado 51 de la nación, corresponde completar la tarea y dejar las excusas baratas. A los lacayos del coloniaje y enfermos de odio antiamericano dedicados a obstruir el camino de la justicia para el pueblo puertorriqueño les aconsejo: sálganse del medio que vamos a hacer valer la democracia y el voto de la mayoría en Puerto Rico. La dignidad política no se pospone.

 

 

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